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Juan Carlos Yuste Jiménez<br><br>Árbitro asistente madrileño en la Eurocopa de Austria y Suiza 2008

07/06/2008

Juan Carlos Yuste, joven de 32 años criado en el barrio de Ondarreta de Alcorcón, municipio al que sigue fiel y en el que todavía vive, licenciado y profesor de Química, es la representación de la Federación de Fútbol de Madrid y de su Comité de Árbitros. Desde esta Federación y desde toda la Comunidad de Madrid será otro punto de atención en esta nueva edición de la Eurocopa que se pone en marcha el 7 de junio en Suiza y Austria.

Fue el árbitro asistente en lograr la internacionalidad con menor edad. Lo consiguió en enero de 2004 con 28 años. Desde entonces ha acumulado muchos partidos y experiencias. Ya sabe lo que es un partido de Champions League de la más alta categoría, ha asistido en la final del último Mundial Sub-20 disputado en Canadá en 2007 y este año ha visto recompensado su esfuerzo con la elección de Mejuto González para conformar el equipo arbitral que representará al arbitraje español en la Eurocopa, y se saca la espina de lo cerca que se quedó en asistir en el Mundial de Alemania.   

Juan Carlos, cuéntanos cómo fueron tus inicios y tu progresión en el arbitraje. 

Es pura vocación. Estando interno en un colegio de Ávila, ya me ofrecía para arbitrar los partidos de las ligas que se organizaban. Igualmente, en Alcorcón y en el pueblo abulense en el que veraneaba hacía lo mismo. De esta forma, me inscribí en los cursillos del Comité de Árbitros de Madrid cuando tenía 18 años y desde entonces fui ascendiendo categorías hasta que encontré la opción de formarme como asistente, una tarea que compatibilice con el arbitraje hasta que me especialicé. En tres temporadas me planté en Primera División, y con el Racing-Osasuna de la última jornada en la Liga recién finalizada he cumplido nueve temporadas. 

¿Y de tu internacionalidad? 

Fui ascendido en enero de 2004, siendo el asistente más joven en conseguirlo en España. Y desde entonces he acumulado muchos partidos en torneos internacionales, en la UEFA y en la Champions League, en la que ya he llegado a asistir en una semifinal, la que jugaron Liverpool y Chelsea en la temporada 2006-2007. En competiciones de selecciones, acudí el año pasado al Mundial Sub-20 que se jugó en Canadá con Undiano Mallenco y tuve la suerte de ser elegido para formar el equipo arbitral de la final entre Argentina y la República Checa. Ahora me toca esta Eurocopa y estoy enormemente ilusionado. 

¿Cómo has vivido tus días previos antes de ir el al hotel de la ciudad suiza de Regensdorf, donde tienen los árbitros su ‘cuartel general’? 

Con mucho jaleo. Me ha ido llamando mucha gente que quería despedirme y darme ánimos. También asumiendo la responsabilidad que es enorme, ya que supone representar al arbitraje madrileño y español, pero con mucha ilusión puesto que me considero un privilegiado por poder hacerlo. 

¿Cuáles son las cualidades que ha de tener un asistente?

Concentración y posición. Con estas dos cualidades es más fácil que acierte, pero la suerte influye en muchas ocasiones. También es imprescindible saber tener un buen contacto visual con el árbitro. 

¿Es el asistente el mejor juez del árbitro, su compañero, y se lo hace saber durante o después de los partidos? 

Sí. Nuestra labor es más tranquila y puedes analizar mejor la actuación que el propio árbitro. Aunque mas que una visión, lo que tenemos es una sensación de que cómo se está sacando el partido. Ellos, sin embargo, para enjuiciar nuestra labor tiene que verlo en video después de celebrarse el partido. 

Y el ambiente en un gran partido, ¿Afecta más a al asistente que está más cercano a la grada que el propio árbitro? 

El ambiente afecta por igual. Pero con la experiencia es cada vez menor. Otra cosa es que el ambiente de un partido de alta trascendencia y en el que haya algo en juego te motive más. A mí personalmente me gustan ese tipo de encuentros. 

¿Estás a favor de la introducción de la tecnología en vuestra labor? 

Hay hechos concretos como los goles fantasmas que con un chip en el balón o en la línea de meta podría ser una gran ayuda. Pero en el resto de jugadas, depende mucho de la interpretación del árbitro y con la televisión, por ejemplo, se ralentizaría mucho el juego. Del ‘pinganillo’ sí estoy a favor y cuanto más se perfeccione, mucho mejor. 

¿Cuál es tu opinión de Rafa Guerrero, el asistente más mediático en España y recién retirado del fútbol? 

Es un gran amigo, sobre todo, y creo que ha sabido ajustarse a la evolución del fútbol y a las premisas que ha marcado la FIFA los último años, en la que exige al asistente personalidad, carácter y decisión para ayudar mejor al árbitro. Hemos pasado de ser jueces de línea a árbitros asistentes y eso no supone un mero cambio en la denominación del cargo. 

¿Disfruta un asistente del juego del fútbol en algún partido?

La verdad es que del juego apenas tienes concreción. Tienes la sensación de que equipo o jugador puede estar haciéndolo mejor. Aun así, yo sí tengo en mi mejoría un buen momento de juego. Me tocó en la otra banda y fue una jugada de Ronaldinho ante el Sevilla en aquel partido que se ínició a las doce de la noche. Hizo varios regates en el centro del campo hasta que se le ocurrió finalizar jugada desde muy lejos con un balón en volea que acabó en gol. Me pude recrear como un espectador más. 

Nos has hablado de tus inicios al principio de la entrevista, pero cuando estás en una concentración de varias semanas como lo va estar estos días en la Eurocopa, ¿te viene a la memoria algún recuerdo de la Federación de Fútbol de Madrid? 

Como no. Me acuerdo muchas veces de los comienzos en López de Hoyos y de la ilusión que me suponía ir los lunes y jueves para entregar las actas de los partidos o para conocer el próximo encuentro en el que tenía que arbitrar. Es en ese momento de recuerdos cuando me considero un privilegiado, aunque para mí es mayor privilegio aún seguir manteniendo los mismos amigos. 

¿A quien agradeces especialmente tu progresión en el arbitraje? 

A mis padres, sin duda. A mi padre, que falleció hace seis años, y que me llevaba a todos los partidos que me tocaba pitar; y a mi madre que, sin gustarle el fútbol, se ha convertido en una forofa del arbitraje y que no se pierde ni un partido en los que yo actuó cuando lo televisan.